Hubo solo
un acuerdo de miradas
aquella manana
que siguiò a la muerte,
los otros dias que siguieron.
Hay quien empezò
a desempolvar el propio corazon
entre viejas cartas
de una lejana juventud;
quien, entre viejas fotografias,
buscaba rayos de memorias entorpecedidas
ya hace largos tiempos;
quien, perdiéndose
entre los laberintos de la mente
trazaba la historia de un hombre
poniendo junto
jirones de vida
para un mosàico
a superar el Tiempo.
Ahora que todo està bién ordenado
y repuesto
en el hondo del corazon,
aquel amor nos servirà
para conducirnos
hasta las puertas
de la Eternidad.