Tengo un recuerdo escondido
que lo guardo con mucho celo
me habla de vez en cuando
de un tiempo felíz...
De mi abuela y su delantal,
de bizcochos apenas horneados,
y de mis ojitos brillantes
en una tarde invernal.
Me visita cuando hace frío
y con su golosa vocecita
me tienta el antojo...
No me respeta
cuando lo acuso de provocador.
Me dice que la dieta
es solo para gente triste
y con su perfume embriagador
ni siquiera un soldado resiste.