Sin prendas llega el niño
sin ninguna pertenencia
con su llanto vigoroso
nos anuncia su existencia.
Atrapado en torbellinos
acechado por la muerte
precavido, vigilante
en un viaje sin regreso.
Un equipaje rebosante
de ilusiones y vivencias
cargas graves, pesos vanos
se arrastran ya sin fuerzas.
El camino está trazado
ha llegado a su final
los recuerdos se cancelan
el silencio ya es su dueño.